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A pesar de ser muy turística, Praga es un destino imprescindible dentro de Europa y además, por su tamaño se puede ver lo más importante en un fin de semana. Su centro histórico es Patrimonio de la Humanidad, y os aseguro que sus museos, miradores, castillos y puentes os enamorarán. Con este recorrido básico podréis recorrer los rincones esenciales de esta bonita ciudad, Pojďme!!

Cómo llegar

El aeropuerto internacional de Praga está  situado a unos 10 kilómetros del centro de la ciudad, tiene la Terminal 1 para vuelos intercontinentales y la Terminal 2 para vuelos europeos y a diferencia de otros aeropuertos, no dispone de conexión con el centro de la ciudad en tren ni metro.

Tenemos varias opciones de traslado al centro de la ciudad, que son las siguientes:

Autobús

– Línea 119: para en la estación de metro Nádrazí Veleslavín y tarda unos 15 min. Desde esta estación podéis coger la línea verde o A, que os dejará en el centro de la ciudad. El horario es desde las 05h hasta las 00h, con una frecuencia de 10 minutos.

– Línea 110: es la opción más recomendable si vuestro hotel está cerca de la línea amarilla o B, al enlazar con la estación de metro Zlicín.

– Líneas 179 y 225: paran en la estación de Nové Batovice.

– Línea 510: opera de noche, conectando el aeropuerto con la parada I.P. Pavlova, situada cerca de la Plaza Wenceslao, en 45 minutos.

Todas ellas tienen un precio de un euro el trayecto y para comprar el ticket hay que hacerlo en los quioscos situados en las salidas de las dos terminales y validarlos en el autobús. En caso de que estuvieran cerrados, también podéis comprarlo directamente en el autobús.

– Airport Express: este autobús es la opción más rápida y cómoda al enlazar las dos terminales del aeropuerto con la estación central de trenes (Hlavní nádrazí) en unos 35 minutos, por poco más 2 euros y sin paradas intermedias. Tiene una frecuencia de unos 30 minutos de 6:30h a 22h saliendo desde el aeropuerto y de las 5:30h a las 9h, en dirección opuesta. Además el billete se compra directamente al conductor y dispone de espacio para el equipaje.

Taxi

Es un servicio caro, entre 20 y 30 euros según la zona a la que vayáis y para no llevarse sorpresas, lo mejor es preguntar el precio antes de subir al taxi, mostrándole la dirección del hotel.

Shuttle privado

Al igual que el taxi es un servicio caro, pero puede compensar si sois varios, y con la comodidad que supone ir directamente al hotel contratado sin necesidad de hacer cambios de transporte.

Día 1

La mañana del primer día comienza con una visita al Castillo de Praga. Construido en el siglo IX, es el castillo más grande del mundo y el más importante de los monumentos de la República Checa. Al igual que muchos de los castillos que me he encontrado en Alemania, esta edificación se parece más a un palacio que a la idea que tenía de castillo medieval; pero en cualquier caso es espectacular y merece la pena hacer la visita completa. Cuenta con un conjunto de edificios entre los que destacan los siguientes:

Catedral de San Vito

Es el símbolo de Praga y se encuentra en el interior del Castillo. Comenzó a construirse en el año 1344 por orden de Juan de Luxemburgo para conseguir que Praga tuviera su propio arzobispado. En 1419 tuvieron que detener su edificación a causa de la revuelta de los huistas, puesto que eran contrarios a la veneración de los santos y a las muestras de opulencia propias de la Iglesia católica, saquearon la catedral e hicieron coronar al rey Segismundo en el nuevo templo. Cuando fueron derrotados continuaron los trabajos de construcción, que duraron desde 1485 hasta 1490.

La catedral alberga la tumba de Wenceslao IV, las Joyas de la Corona, y es el lugar de coronación de los reyes de Bohemia. Destaca la fachada sur, conocida como la Puerta Dorada, que durante cinco siglos fue la entrada principal de la catedral.

En ella se encuentra la Puerta Dorada que debe su nombre al fondo rojo y dorado de los mosaicos venecianos y en la que se representa el Juicio Final. Para su realización se necesitaron más de 40.000 piezas. En el centro de estos mosaicos se puede distinguir la figura de Jesucristo sobresaliendo en medio de los seis santos patronos de la República Checa.

La torre principal está situada en esta fachada y fue construida en 1770. Está coronada por una cúpula renacentista y desde sus 99 m de altura podréis obtener unas vistas de Praga absolutamente únicas.

Callejón del Oro

En su lado izquierdo se encuentran casitas de colores que se construyeron a finales del siglo XVI para dar cobijo a los 24 guardianes del castillo. Un siglo después de ser construidas, el gremio de los orfebres ocupó las casas y las modificó. En el s. XIX estuvieron habitadas por mendigos y delincuentes, que fueron desalojados hacia el s. XX para convertirse en bonitas tiendas de marionetas, cristal y otros productos típicos. Entre 1916 y 1917 en la casa número 22 vivió Franz Kafka, uno de los escritores más influyentes del siglo XX.

Antiguo Palacio Real

Se trata de la parte más antigua de toda la ciudadela, creado en el siglo IX como un primitivo palacio de madera construido sobre los restos del palacio románico de Soběslav que se fue modificando a lo largo del tiempo hasta convertirse en el impresionante edificio que se conserva en la actualidad.

Lo más interesante es la Sala Gótica de Vladislav, el espacio arquitectónico laico más grande de toda la Praga medieval con su curiosa bóveda estrellada. Hoy en día alberga las elecciones presidenciales o eventos estatales solemnes.

Basílica y Convento de San Jorge

Es la segunda iglesia más antigua de la ciudad, fundada en el año 920 y ampliada en el 973 con la construcción del convento. Tiene dos hermosas torres de marga blanca de 41 metros de altura. La más ancha se llama Adán, y la torre norte, más estrecha y un poco inclinada (unos 40 cm.), Eva.  En la actualidad acoge la colección de arte bohemio del siglo XIX de la Galería Nacional de Praga.

Torre Daliborka

Se trata de una torre cilíndrica del año 1496 que recibe su nombre de su primer prisionero, Dalibor z Kozojed. Se usó como prisión hasta el año 1781. Aparte de un calabozo con una poderosa bóveda, se ha conservado el agujero circular por donde eran bajados los condenados mediante poleas.

Torre Negra

Fue levantada en el año 1135 y era conocida como Torre Dorada por su techo cubierto de brillantes placas de plomo pintadas, hasta que un incendio que en 1541 la tiñó de negro por mucho tiempo y se cambió su nombre por el que hoy conocemos. Durante los años 1983 a 1986 se repararon algunos detalles de la construcción y se construyó una entrada especial para los visitantes.

Torre Blanca

Se encuentra en el extremo oeste del Callejón del Oro y entre 1584 y 1743 fue utilizada como prisión para integrantes de la nobleza, esencialmente deudores o agitadores.

Torre de la Pólvora

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Data del siglo XV y formaba parte de las fortificaciones defensivas del castillo. Fue destruida por el incendio en 1541 y reconstruida por Tomas Jaros, un armero y fabricante de campanas que entre otras, creó a Zikmund, la campana más grande del país que se encuentra en la Catedral de San Vito.

El rey Rodolfo II utilizó también esta torre como laboratorio para sus alquimistas y con el tiempo sirvió como depósito de pólvora, de ahí su nombre. Hoy alberga una muestra del Instituto de Historia Militar.

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Después de la visita bajamos hasta la plaza de Malá Strana, una de las zonas más antiguas de la ciudad. Destaca por su magnífico estado de conservación, ya que los palacios y casas antiguas permanecen inalterados desde hace siglos.

Una vez allí os recomiendo entrar en la Iglesia de San Nicolás (no os confundáis con la de Staré Město), toda una obra maestra del barroco. Su interior está repleto de arte, donde abundan las  pinturas en techos y bóvedas y esculturas en las paredes. Desde lo alto de su torre se obtienen unas vistas excelentes de la zona.

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Otro edificio interesante a visitar es la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, ya que en su interior se encuentra la famosa estatua del Niño Jesús de Praga. Esta pequeña estatua de cera de apenas medio metro atrae cada año a miles de religiosos de todos los continentes, puesto que se considera que obra milagros y ayuda a los fieles, especialmente a las embarazadas o a las mujeres que buscan estarlo. Al igual que sucede con el Manneken Pis de Bruselas, el Niño Jesús de Praga también cambia de traje según la ocasión y hasta cuenta con su propio museo dentro de la iglesia.

Tomando la calle Mostecká llegamos al Puente de Carlos, el más bonito de Praga y uno de los más famosos del mundo. Su nombre proviene de Carlos IV, que puso la primera piedra en 1357 para sustituir a un puente anterior que se destruyó a causa de una inundación. Tiene más de 500 metros de largo y 10 de ancho y en su día albergó 4 carriles destinados al paso de carruajes, aunque actualmente es peatonal.

A lo largo del puente hay 30 estatuas situadas a ambos lados, pero la mayoría son copias ya que las originales se encuentran en el Museo Nacional de Praga. La primera estatua que se añadió en 1683 fue la de San Juan Nepomuceno, un santo que fue tirado al río en 1393 por orden de Wenceslao IV. Y como no podría ser de otro modo, hay una leyenda al respecto que dice que quien pide un deseo poniendo la mano izquierda en la representación de su martirio (en la base de la estatua), éste le será concedido.

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Una vez en la otra orilla, nos encaminamos hacia la calle Karlova para llegar al Staré Město, donde se encuentra la Plaza de la Ciudad Vieja, famosa por estar repleta de edificios de interés entre los que destacan la Iglesia de Nuestra Señora de Týn, la Iglesia de San Nicolás y el Ayuntamiento.

Iglesia de Nuestra Señora de Týn

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Fue construida en el siglo XIV sobre una antigua iglesia románica por un grupo de rebeldes católicos que se levantó contra la autoridad del Papa en la Edad Media. Es la obra gótica más representativa de Praga y fue diseñada por dos arquitectos, uno de los cuales fue también quien diseñó el Puente de Carlos. Se dice que cuando la construyeron quisieron hacer una iglesia que fuera más hermosa que la catedral, y de hecho tiene un impresionante aspecto con esas enormes torres que superan los 80 metros de altura.

Iglesia de San Nicolás

Es un edificio barroco monumental, construido entre los años 1732-37 en el lugar de la iglesia parroquial originalmente románica, destruida en 1689 por un incendio.

Ayuntamiento

Destaca por su torre gótica de 60 metros de altura desde la que se puede contemplar el centro de la ciudad a vista de pájaro. Es uno de los edificios que más miradas atrae gracias a que en él se encuentra el impresionante Reloj Astronómico de Praga. Fue construido en 1410 por el maestro relojero Hanus y dice la leyenda que para que no repitiera su obra, los concejales le dejaron ciego. Lo que más me asombró es que ¡el 75% de sus piezas son originales! es decir, que tienen más de 600 años…

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A cada hora en punto empieza la fiesta. En las ventanas superiores se produce el desfile de los Doce Apóstoles, comenzando con un esqueleto que marca el inicio tirando de una cuerda. Además de los apóstoles encontraréis cuatro figuras adicionales que representan cuatro alegorías: un turco tocando la mandolina (que representa la lujuria), un comerciante con una bolsa llena de dinero (que representa la avaricia), un señor con un espejo (que simboliza la vanidad) y un esqueleto (que representa la muerte). Estas figuras servían de enseñanza para que el pueblo se mantuviera a salvo de llegar a la muerte por los caminos oscuros.

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En su parte superior se sitúa el Cuadrante Astronómico, la parte del artilugio que muestra la posición del Sol y de la Luna y los signos del Zodiaco, de cuyo centro salen las figuras animadas. En el cuadrante inferior se encuentra el Calendario Circular, donde se encuentran los meses del año representados mediante pinturas de Josef Mánes.

De ahí pasamos a la Plaza de Wenceslao, antiguamente lugar en el que se celebraba el mercado de caballos y donde se inició la Revolución del Terciopelo y la caída del comunismo en noviembre de 1989 cuando se celebró allí una manifestación contra la brutalidad policial. Al final de la plaza se encuentran el Museo Nacional, la Ópera Estatal y el Museo Mucha, para todos los amantes del Art Nouveau.

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Al final del puente a la izquierda viniendo del casco antiguo se encuentra la Isla Kampa, uno de los rincones con más encanto de la ciudad. En sus orígenes era zona de huertos y molinos, de hecho todavía conserva el antiguo Molino del Gran Prior. Con el paso de los años, la isla fue habitada por albañiles y artesanos que trabajaban en la construcción del Puente de Carlos, y finalmente fue utilizada por los aristócratas que vivían en las cercanías del castillo para pasear entre sus jardines.

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Allí destaca además el Puente de los Candados, que como su nombre indica está decorado con miles de candados que las parejas han ido colgando a lo largo del tiempo como símbolo de fidelidad, la Vinarna Certovka, la calle más estrecha del mundo, donde el paso de un lado a otro se hace a través de una escalinata y está regulado por un semáforo, y el Muro de John Lennon, una pared llena de graffitis reivindicativos contra el antiguo régimen comunista.

Los jóvenes praguenses comenzaron a homenajear al famoso beatle el día de su asesinato, escribiendo frases que fueron borradas a la misma velocidad que aparecían nuevamente. Terminó convirtiéndose en símbolo de la libertad y escenario de protestas pacíficas contra el régimen comunista.

En la Calle Karlova, a escasos metros del Puente de Carlos, se encuentra Teatro Negro de Praga, uno de los espectáculos más típicos de la ciudad. La obra más conocida y la que mejores opiniones tiene es Aspects of Alice.

Los actores están completamente vestidos con ropa negra y actúan sobre un fondo negro. Esto hace que el espectador sólo vea lo que los actores desean mostrar, como objetos iluminados o personajes flotando son algunos de los elementos que hacen especial este arte.

Día 2

El segundo día visitamos Josefov, el Barrio Judío de Praga, que se originó con la unión de las dos comunidades judías que había allí en la Edad Media. Su nombre es un tributo de los judíos a José II, gobernante que comenzó a integrar a los judíos en la vida de Praga. A finales del siglo XIX las autoridades reformaron totalmente la zona conservando solamente las sinagogas, el cementerio y el ayuntamiento.

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Lo más importante para ver de esta zona son el cementerio y las seis sinagogas (la Sinagoga Pinkas, la Española, Maisel, Klausen, Alta y Vieja-Nueva). La entrada a las seis sinagogas es conjunta.

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El Antiguo Cementerio Judío fue durante más de 300 años el único lugar donde estaba permitido enterrar a los judíos. Se creó en 1439 y aunque fue creciendo a lo largo de los años, no se extendió todo lo debido por lo que los cuerpos se enterraban unos encima de otros (llegando a más de 10 apilados) debido a la falta de espacio. Hoy en día se pueden ver más de 12.000 lápidas.

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Al terminar el paseo por el barrio subimos al Monte Petřín, que con una altura de 140 m sobre el nivel del río es uno de los mejores lugares para admirar Praga. Se puede acceder paseando por sus jardines o tomar el funicular desde la calle Újezd. Allí se encuentra el mirador más elevado de la ciudad, la Torre de Petřín, que tiene 60 m de altura y una estructura similar a la Torre Eiffel. Este parecido con el monumento parisino no es casual, ya que se construyó dos años después de la Torre Eiffel con objeto de la Exposición Nacional de Praga.

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Regresamos al hotel pasando por delante de la Dancing House (Tančící dům), un edificio deconstructivista de Nationale-Nederlanden diseñado por Vlado Milunić en colaboración con Frank Gehry frente al río Moldava. El diseño fue polémico en su momento porque la casa destaca entre los edificios barrocos, góticos y Art Nouveau del céntrico distrito Praga 2 y no concordaba con estos estilos arquitectónicos.

Originalmente Gehry le llamó  Fred and Ginger (por los bailarines Fred Astaire y Ginger Rogers) y la sensación que evoca la construcción a una pareja de bailarines, pero este nombre rara vez se utiliza.

Si este recorrido se os ha quedado corto, podéis aprovechar para conocer la ciudad desde el río Moldava con un paseo en barco. El trayecto dura aproximadamente 50 min y se puede contratar aquí.

Otro plan imprescindible si os gusta la cerveza es hacer una degustación, pues no en vano la primera fermentación documentada tuvo lugar en el año 990 d. C., en el monasterio de Břevnov, cerca del castillo de Praga. Se cree que fueron los monjes quienes inventaron la fermentación desde el fondo, en un proceso conocido como lagern (almacenamiento), y además esta región es famosa por su pilsner (cerveza lager elaborada originalmente en el siglo XIX en la ciudad de Pilsen).

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