Baden Baden es una ciudad balneario situada en la ladera de la Selva Negra y al lado del valle del Rhin. Sinceramente dudé a la hora de incluirla en mi recorrido por Frankfurt, puesto que a priori creía que iba a ser un poco decadente como Bagnères de Luchon, en los Midi Pyrénées, pero en realidad me resultó una visita de lo más agradable. Se dice que el emperador romano Caracalla frecuentaba el lugar y por eso una de las termas que hay en la zona lleva su nombre.

Durante el s. XIX, la burguesía europea empezó venir aquí a veranear para descansar y disfrutar de los balnearios en esta refinada ciudad, para lo cual se crearon edificios acordes tales como el teatro, el hipódromo, el casino y muchas casas señoriales. En el ambiente se respira lujo, y por sus calles se pueden encontrar muchas tiendas de marcas de alto nivel, aunque los turistas normales y corrientes también disfrutamos mucho de los atractivos que nos ofrece.

Cómo llegar

Tren: desde Frankfurt tarda 1:26 h y tiene un coste aproximado de 60€.

FlixBus: es la opción más económica, aunque también la más lenta, puesto que tarda 3:30 h y cuesta unos 45€. El centro está a unos 5 km de la estación, pero hay un montón de autobuses que podéis tomar, como el 201, 205, 216… el precio del billete es de 2,60€ (barato no es precisamente).

Qué ver

Lichtentaler Allee

Es una preciosa avenida que atraviesa una alameda en paralelo al cauce del río Oos a lo largo de 2,3 km. Es un lugar muy agradable por el que pasear, hacer ejercicio o tumbarse en la hierba y ver pasar el tiempo.

Se dice que la avenida comenzó en 1655 como un camino entre el mercado de la ciudad y el monasterio de Lichtenthal. Entre 1850-1870 se plantó una gran variedad de árboles y plantas, llegando a contener hoy en día alrededor de 300 tipos de plantas nativas y exóticas, entre las que se incluyen alisos, azaleas, castañas, ginkgos, limas, magnolias, arces, robles y sicomoros. Además de la vegetación, el camino está plagado de antiguas villas del s. XIX, que le dan un aire muy señorial al entorno.

Tourdza Kapelle

Se encuentra en la ladera del monte Michaelsberg, desde donde podemos disfrutar de unas estupendas vistas de la ciudad. El príncipe Mihail Sturdza, gobernante de Moldavia entre 1834 y 1848 que huyó a París tras la revolución de 1848. Como muchas de las familias adineradas de la época veraneaba en Baden Baden, y aquí construyó esta capilla en honor a su hijo, muerto a los 17 años en 1863.

Ha sido restaurada e inaugurada en el 2002 por la cabeza rumana de la Iglesia Ortodoxa y se puede visitar los días de fiesta durante los servicios religiosos para orar y durante la semana con cita previa. Destaca la alta cúpula de 24 m, una réplica en miniatura de la cúpula de San Pedro de Roma que da la capilla una acústica especial.

Gönneranlage

Una buena opción si no apetece recorrer todo el parque es visitar el apacible jardín Gönneranlage. Fue construido  a principios del s. XX por el mecenas Hermann Sielcken para sorprender a su esposa y dicen que contiene más de 10.000 rosas de casi 400 tipos diferentes. Su nombre se debe al alcalde de la ciudad que había en la época de su construcción, Albert Gönner.

Trinkhalle

Es un complejo de spa construido en 1842 por Heinrich Hübsch con una galería de 90 m llena de columnas corintias y espectaculares frescos sobre mitos y leyendas del lugar presididos por un busto en mármol blanco del Kaiser Guillermo I.

Dicen que sus aguas tienen poderes curativos, y en el centro del hall se encuentra una fuente con este tipo de agua, aunque pone explícitamente que no se puede beber, he visto a un montón de gente acercando el morro… (para aquellos que se quieran aventurar he de decir que está ¡bastante caliente!)

Además, es de los pocos sitios a los que podréis ir gratuitamente al baño y dispone de enchufes para cargar el móvil en un momento de emergencia.

Kurhaus

Cerca del edificio anterior está La Kurhaus, más conocido como Casino de Baden-Baden. Yo no tengo tanta experiencia como para afirmarlo, pero Marlene Dietrich lo definió como el casino más bonito del mundo.

Fiódor Dostoyevski fue uno de los más célebres jugadores que pasaron por allí. El escritor tenía una enorme debilidad por el juego (cuentan que escribió «El jugador» en tiempo récord para pagar sus deudas)  y se dice que llegó a Baden-Baden con su nueva esposa huyendo de sus acreedores, a los que no habría terminado de pagar.

Para conocer el casino hay dos formas: entrando a jugar, para lo cual hay que vestir adecuadamente y pagar una entrada de 3€, o bien mediante una visita guiada. Esta última es la más popular entre los visitantes, cuesta 5 € y se realizan cada media hora en alemán, pero según el grupo y el guía se puede hacer en inglés.

Teatro